El narrador en primera persona es uno de los favoritos de los escritores noveles. Tal vez es así porque, en apariencia, resulta más sencillo escribir una historia que le sucede al propio narrador. Y recalcamos en apariencia, puesto que hay ciertos errores en los que resulta fácil caer cuando se usa este narrador. Por eso hoy queremos contarte algunos trucos para escribir en primera persona de una manera efectiva.
El narrador en primera persona
Empecemos por el principio, ¿qué es un narrador en primera persona?
Cuando se usa un narrador en primera persona la historia es contada desde el punto de vista del «yo».
El narrador suele ser el protagonista, el personaje principal directamente afectado por la evolución de los acontecimientos; pero también puede ser un personaje secundario que cuenta la historia que gira alrededor del protagonista.
Había luz en la ventana de la cocina. Recorrí los pocos pasos que separaban la cancela del jardín de la puerta en un estado de nervios inconcebible. No sabía cómo abordar la situación, no sabía qué le iba a decir. Notaba mi corazón latir y apreté los dientes para contener un temblor. Tragué saliva y llamé al timbre. Su campanilleo resonó en mi cabeza con fuerza.
Como ves, la primera persona es semejante a una entrada en un diario, a la forma en que contamos una anécdota personal, o a la voz que toman los pensamientos en nuestra cabeza.
El lector no percibe personaje e historia desde el exterior, como en el caso de otros narradores, sino que «ve» la historia a través de los ojos del personaje. Percibe, oye y siente «desde dentro» del personaje. Y es la perspectiva de ese personaje/narrador la que tendrá el lector: aunque pudiera estar equivocado al juzgar los acontecimientos, aunque pudiera estar dando una versión parcial de los hechos, sin pizca de objetividad, el lector no tendrá manera de saberlo.
Al escribir en primera persona puedes hacerlo de dos maneras:
- Usando el presente: La acción y la narración ocurren de forma simultánea, lo que puede aumentar el dinamismo de la historia, pero alterar un poco la perspectiva que da la distancia en el tiempo. «No lo veo entre la gente. Lo he perdido. La música estridente de los puestos llega a mis oídos. A mi lado una chica se ríe fuerte. A lo lejos diviso su camisa amarilla. Corro hacia allí.»
- Usando el pasado: La narración cuenta una acción que sucedió en el pasado. Es la forma más común de escribir en primera persona. «No lo veía entre la gente. Lo había perdido. La música estridente de los puestos llegaba a mis oídos. A mi lado una chica se rio fuerte. A lo lejos divisé su camisa amarilla. Corrí hacia allí.»
Además del tiempo, hay otros factores que debes tener en cuenta si quieres escribir en primera persona tu narración:
- La dosificación de la información así como la cronología de la historia. Es decir, qué cuentas y qué no y en qué momento lo cuentas.
- El registro del resto de personajes. Aunque uses un narrador en primera persona debes intentar que el resto de personajes no suenen como el narrador. Cuida de darles sus rasgos característicos.
- Fiabilidad. Un narrador en primera persona es, más que ningún otro, un narrador que puede estar sesgado y contar la historia desde su punto de vista, tal como la vivió él. Por consiguiente, no tiene por qué estar contando exactamente la verdad, si no su versión de los hechos. Debes decidir hasta qué punto será fiable tu narrador.
Ahora que ya sabemos un poco más sobre el narrador en primera persona, veamos cómo podemos usarlo todavía mejor.
Cómo escribir en primera persona con efectividad
Como has visto, en principio escribir en primera persona no resulta complicado; de hecho, se suele emplear mucho en algunos cursos de escritura para que los alumnos «pierdan el miedo». Sin embargo, con frecuencia se cae en el error de usar al narrador como un filtro que separa al lector de la acción, entorpeciendo así la narración.
En lugar de permitir que el lector «vea» la escena a través de los ojos del narrador en primera persona, lo que hacemos es que el lector «vea al personaje viendo» la escena. Es decir, interponemos una barrera innecesaria entre la acción y el lector.
Lo comprenderás mejor con un ejemplo. Fíjate en este fragmento:
Desde la puerta eché una mirada a la sala de lectura de la biblioteca. Percibí las manchas de colores de los libros en las estanterías que llegaban hasta el techo y oí el bisbiseo de los estudiantes que murmuraban al fondo. Vi como la bibliotecaria alzaba la cabeza un segundo para contemplarles y luego seguía con su trabajo: el ruido seco de los sellos que ponía en las hojas marcaba un ritmo sincopado.
Y a continuación, lee este otro fragmento en primera persona:
En la sala de lectura de la biblioteca las manchas de colores de los libros en las estanterías llegaban hasta el techo y unos estudiantes murmuraban al fondo. La bibliotecaria alzó la cabeza un segundo para contemplarles y luego siguió con su trabajo: el ruido seco de los sellos que ponía en las hojas marcaba un ritmo sincopado.
¿Notas la diferencia?
En el segundo fragmento tenemos una descripción de la sala de lectura de la biblioteca desde la perspectiva del narrador. Percibimos lo que él, directamente y sin filtros.
Pero en el primer fragmento lo que vemos es al narrador haciendo cosas: se asoma a la puerta, ve los libros, escucha el murmullo de los estudiantes, mira a la bibliotecaria. Hay una figura que se interpone entre nosotros como lectores y la narración: la del propio narrador.
Evitar ese filtro vuelve la acción más cercana para el lector y, en consecuencia, es más sencillo que la viva casi como propia, precisamente una de las cosas que se persigue al escribir en primera persona. Esa técnica recibe el nombre de punto de vista profundo y te la explicamos en detalle en este otro artículo.
Ahora bien, ¿nunca jamás se debe interponer al narrador en primera persona entre la acción y el lector? Para nada. Como siempre, hay matices.
Puede suceder que necesites usar así tu narrador en primera para crear un efecto determinado. Por ejemplo:
Sobre la mesa que me indicó encontré un montón de telas, vi un bote con lapiceros y unas tijeras melladas, pero no vi las fotos que mi jefa me pedía con insistencia. ¿Dónde se habían metido?
En estas líneas presenciar la búsqueda frenética de las fotografías y ver al narrador rebuscar entre los objetos que hay en la mesa pone el énfasis en el nerviosismo del narrador, en su búsqueda infructuosa mientras su jefa espera impaciente.
Porque en determinadas ocasiones sí nos conviene que el lector vea al personaje que actúa como narrador como a un actor en un escenario.
Nuestra recomendación: repasa tu texto para localizar cuándo el narrador se está interponiendo delante de la visión del lector. Casi siempre deberás eliminar aquellas palabras o frases que construyan ese molesto filtro, pero si dudas pregúntate qué quieres que «vea» el lector: ¿la escena?, ¿o a tu personaje presenciando la escena?
¿Escribir en primera persona o escribir sobre ti?
Como hemos dicho, es muy común que los escritores noveles prefieran escribir en primera persona. Lo vemos de continuo entre los alumnos de nuestro Curso de Novela.
Es un punto de vista a través del cual resulta sencillo profundizar en las emociones y sentimientos de los personajes, especialmente del protagonista. De hecho, parece natural usar el narrador en primera para darle profundidad al texto, ¿quién mejor que el personaje conoce su propia historia?
Lo cierto es que muchas veces un narrador omnisciente puede funcionar mejor, porque puede conocer cosas sobre el personaje que el propio personaje ignora. Pero, en realidad, el motivo por el que un escritor novel suele escoger la primera persona es, sencillamente, porque está escribiendo sobre sí mismo.
Es lógico: cuando empiezas a escribir echas mano de vivencias personales. De cosas que has vivido o de cosas que te gustaría vivir. De ahí el uso de la primera persona.
Sin embargo, corres el riesgo de acabar convirtiendo tu relato o novela en un diario personal y, si tu vida no es especialmente emocionante, puedo incluso acabar por ser aburrido.
Por tanto, si notas que usas con demasiada frecuencia narradores en primera persona, pregúntate si de verdad has creado un personaje o si el que recorre las páginas que has escrito eres tú mismo (tus vivencias, pero también tus opiniones, creencias, juicios y valores). Detente a considerar si tus narraciones interesan a la gente o son tan autorreferenciales que solo hablan de ti.
Puede que sea hora de probar con otros narradores, pero también de abrir el foco y escribir algo que no esté basado en tu experiencia personal. ¡Atrévete!
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